jueves, 19 de marzo de 2009

WHEN A WOMAN LOVES A WOMAN


Razones por las cuales las mujeres son mejores amantes para las mujeres
1.- Importantísimo saben cómo tocar.
2.- Saben cuándo.
3.- Saben dónde.
4.- En caso de que la pareja desee bebés puedes decirle "embarázate tú" y ¡¡¡es posible!!!
5.- Si eres de armario y nadie de tu familia sabe la puedes tomar de la mano, besarla en la mejilla o llevar por la cintura por la calle sin temor a que “descubran” tu “pequeño” secreto (lo anterior no lo pueden hacer los gays de closet, jajajajajaja, qué pena!!!).
6.- Sabe perfecto cómo cuidarte en tus “días” difíciles, desde pastillas, masajes, comida que debes evitar…
7.- Te acompaña de compras y no se aburre, tal vez hasta se den consejos. Sin mencionar que pueden entrar al vestidor juntas y Ah qué cosas tan pecaminosas pueden hacer en las narices de los empleados!!!.
8.- Nunca pensará que gastas demasiado en tu belleza personal.
9.- Si tú no lo haces por cuenta propia ella no te exigirá depilación, sabe lo que duele…
10.- No deja la tapa del escusado arriba ni orina todo menos donde debe.
11.- No te embarazan.
12.- Tienen la misma elasticidad que tú.
13.-Conoce "el complicado arte de quitar la ropa femenina" sin dejarla hecha jirones.
14.- No eres la única que araña la espalda con las uñas largas..rico, rico...
15.- No hay “algo” que “caiga” o no se “levante” y arruine el momento, todo depende de la imaginación… ;)
16.- No hay barba que raspe tu piel. Tampoco vellos en el pecho, ni en la espalda, Eeeeeeeew!!! Aún así, los hombres son taaaaan tentadores!!!

jueves, 5 de marzo de 2009

TÚ ERES...


Lo diré cómo lo siento

Y al conocerme sabrás no miento:

¡Eres como la muerte!

Pues sólo con tu presencia estoy tranquila,

la misantropía me sienta bien estando a tu lado,

rodeada por dunas de irrealidad comprendo mi destino lejos de ti,

pudriéndome en lágrimas reprimidas.

¡¡¡Un lamento elegiaco brota de mi pecho!!!

¿No lo escuchas…?

Todo estará bien…

¡Eres como la muerte!

Capaz de redimirme del suplicio,

de alejarme del estertor humano y del propio,

de hundirme en un sueño suave, eterno;

de mezclar el teratológico ángel de la verdad

con la Quimera de la fantasía;

de mostrar la sombra de la alegría,

en mi corazón encadenada por el demonio de la cobardía.

Y entre sueños, ente murmullos

dices que soy princesa de hielo

con un volcán dentro,

aconsejas explotar

pero…

¡Tengo miedo!

De ganar la eternidad,

de separarme de ti.

¡Eres como la muerte!

Porque no temo a tu verdad, esa la conozco,

sólo a tu lejanía;

y es por eso que te daré a entender

más no te lo diré…

Lo que vez,

lo que oyes,

es sólo desasosiego, carne y huesos,

falsa fortaleza, dolor oculto

¡Roba mi vida!

Y sólo entonces, gritaré la confesión que me condena:

¡Tú, eres como la muerte!

Pues te espero,

al final del día,

al final de mi vida…

DESENVOLVIENDO TU REGALO


Como verás tu obra aún está en construcción. Sigo viva. He deducido que por irónico que parezca, para que tu proyecto quede terminado, bien construido, debe destruirse; eso hará de tu obra un éxito. Erigirás sobre mis ruinas tu bandera. Misión cumplida. Quizá lo peor de todo esto es que pienso ayudarte. Contribuiré, poniendo- o tal vez debiera decir quitando- ladrillo por ladrillo. Juntos será un proceso rápido. Te amo tanto que si anhelas algo haré lo que sea para dártelo. Te deseo feliz.

Seré menos metafórica, olvida el edificio, lo plantearé en mi carne. Haré un lindo espectáculo para ti. Primero quitaré con pinzas pestaña por pestaña, sangraré y derramaré lágrimas; después extirparé los párpados, que entre cada abrir y cerrar me muestran tu figura, la sombra: tú junto a mí -lo dejaré sólo en mi mente-. Después sacaré mis ojos de las cuencas, para qué ver el mundo si lo más bello y dulce no aparecerá cariñoso frente a mí.

Ya hay excitación en ti, puedo verlo, te daré más. Los labios no se han de escapar, quitaré la suave piel que los cubre para ir a quemarlos por horas al sol -supongo no has de querer recordar que estuvieron adheridos a tu ser con tanta vehemencia- cuando ya se haya disminuido su tersura y ámpulas crocantes emerjan a la superficie, las exprimiré hasta dejar mi boca como muerta por cáncer; la arrancaré de mi cara.

¡Oh! No he olvidado los senos, tan dulces y suaves, serán torcidos hasta que salga toda la crema y sangre en su interior.
Las piernas…me cuesta decidir, te diré las opciones y tú escogerás: puedo ser vulgar y hacerles cortes grandes a todo lo largo y ancho, abrasar con hierros candentes un cuadro sí y otro no -sería lindo tener un tablero de ajedrez, en el que tú por supuesto jugarías a ganar- pero aguarda; si deseas las áreas que no sean quemadas las puedo arrancar, así a mis piernas las cubrirían las bellas tonalidades del rojo: oscuro y brillante. Prometí opciones, he aquí la segunda: puedo congelarlas casi al punto de la gangrena, después hervirlas hasta que en trozos la carne se separe del hueso y el hueso se disuelva triste en el agua. Tú eliges. Para el corazón he ideado algo que te deleite al punto del orgasmo… pero eso y el resto lo descubrirás en su momento. Son sólo opciones, que podrás modificar a tu antojo o conservarlas. Ahora dame las pinzas…

LÁMPARA MÁGICA


Hoy me descubrí vulnerable, frágil y cursi. Recosté la cabeza en el sofá, aspiré profundo para despejar la incógnita; efectivamente tu olor estaba impregnado en mi sillón. Rasguñaba mis entrañas, me ponía ansiosa. Paranoica de que fuera el último rastro que dejarías en mi casa. Recelosa desee por un momento poder encapsular ese aroma, guardarlo tan bien que cuando lo volviera a percibir, tu presencia física me acompañara de nuevo. Esa esencia sería la lámpara del genio. Con olfatearla otra vez tú estarías ahí para hacerme el amor.

Ahora te digo, este sentimiento no es nuevo. Ni por un momento sospeches eso. Ya palpitaba en mí. Sólo quité el freno y pisé el acelerador. He destapado el recipiente hermético y a grandes cucharadas saco lo contenido. Las reacciones son violentas, inseguras pero sinceras; tan es así que DUELE. Es extraño ser "Yo". Un "Yo" que se quitó la careta y ahora sonríe tímida. Siento la tibieza de tu cuerpo, la ternura de tus labios, el confort de tus palabras y tiemblo. No sé si te sorprenda o si por lo menos lo notes. No sólo me aferro a ti no con uñas y dientes, no. Esto es más profundo. Me anclo a ti con venas y arterias, con besos y abrazos; los candados son las caricias, la firma que sella el pacto son las palabras, la garantía es mi sexo. La avalancha que está encima tuya es mi sentimiento. Lo que antes escupía por considerarlo cursi, hoy lo hago y digo con determinación, hoy lo firmo con la sangre de mi alma y esperanza; con una plegaria.

Tengo un obsequio para ti. Soy yo misma en una cajita de cristal...¿me aceptas?