lunes, 26 de marzo de 2012

Velitas

Cuando el sol no alumbra más y los focos en la casa empiezan a fallar, el miedo de quedarme a oscuras me hace temblar. Cada vello de mi cuerpo se eriza. Soy presa del pánico.

Así que prendo velas, diminutas velitas que quizá no conserve así por más de una noche, pero son las mismas que me dan seguridad.

Si estoy sola, en la oscuridad, el terror se apodera de mí. Yo enciendo velitas. Acerco manos, rostro, todo el cuerpo. Dejo que tibien mi cuerpo poseído por oscuridad. Sólo eso.

Permito que esas velas intermitentes sean mi escape, para así no pensar en que en ésta casa no hay luz.

Sólo por miedo a quedarme sin nada que alumbre. Opciones contra la oscuridad, en caso de que no amanezca nunca más.

domingo, 25 de marzo de 2012

Prioridades

“Hay personas que le dan prioridad a cosas sin importancia”, la razón de esta aseveración surge y reside en la comparación con las expectativas de alguien más; sobre todo, si se encuentran en una relación de cualquier tipo.

Ésta subjetividad provoca conflictos personales y de “pareja”, ninguna de las partes relacionadas puede entender cómo es que el otro no entiende qué debe ser primero y qué pasa a segundo plano. Dicha falta de empatía es considerada como egoísmo, pues la sociedad nos ha enseñado que las relaciones interpersonales exigen dejar de lado nuestros deseos y ponderar los ajenos, adoptando así como propias las metas de segundos, sin quejarnos, de “buena gana”.

El ser humano es por naturaleza un ser egoísta, sin embargo la sociedad, por cuestiones de convivencia, lo ha tratado de modificar; coaccionando a cada integrante para que, a más tardar, luego de la adolescencia adopte las convenciones.

Muchos se preguntan ¿cómo es que se llegó a la monstruosa decisión de mutilar algo tan inherente al humano? No fue de la noche a la mañana, ni un gran consejo de hombres sabios escribió así de repente “ignora tus deseos, cumple los de otros”. Todo fue dándose de conquista en conquista, con la absorción y deshecho de costumbres, gracias a la existencia de líderes y de borregos.

Empero, hay quienes desobedecen las normas de la sociedad, ya sea con base en un análisis profundo de todas las premisas o por rebeldía sin razonamiento. Esos “renegados” cimbran el mundo, su paso provoca confusión, tristeza, admiración, odio… dependiendo de qué tan cercano se esté a dicha persona. No he de enfocarme en aquel que desobedece las normas, sino a quien está relacionado con él/ella.

¿De verdad es posible causar tanto dolor a alguien y no sentir culpa? Lo es, cuando “el rebelde” no considera los deseos del otro, pero éste sí antepone las necesidades del “desconsiderado”.

Expuesto este pequeño razonamiento, quien lo lea no tardará mucho en repensar su situación. Ha de entenderla, lo garantizo. No obstante, propongo que si está inconforme con el comportamiento de ese “renegado” cercano a sí, continúe ponderando los caprichos de esa abominación social, sonría (eso es la parte difícil), usted tiene tanto para dar.

Lo fácil viene a continuación: a oscuras, deléitese realizando las fantasías más egoístas que sea capaz de imaginar; caray, que “el renegado” ni ha de enterarse, se lo aseguro (es incapaz de ver más allá de su nariz). Usted, sí, usted que ya no es un borrego, pero que difícilmente puede separarse por completo de la vieja usanza, tiene la opción de tener vidas paralelas. Paladear el egoísmo y la sumisión. Tómelo no como hipocresía, sino como venganza. 

Nota del autor

Mentiría si dijera que este blog no está compuesto por vivencias y deseos personales, sin embargo, hay redondeos conformados por pláticas, experiencias con/de personas cercanas a mí. Esto no es un diario. Sería vergonzoso que así lo fuera. Publicar mi vida en forma tan lastimera a veces y tan zorra en otras. Sí soy yo. Estoy ahí en mis escritos, pero hay más actores en la escena. Podría decirse que mi papel es ser el filtro de aquello que ha de conformar esta amalgama.


Si alguien se siente aludido... hahahahahahahahaha

jueves, 22 de marzo de 2012

Celebración

Le han enseñado que festejar un aniversario es, mínimo, entre dos. "Eran tan lindos los detalles", musita con cada aguijinazo que siente en el pecho.

No es difícil adivinar que cada mes o año, en la fecha marcada, brinda sola y no recibe presente alguno, vaya, ni una frase siquiera. Sólo silencio.

Todo esto, en opinión de los camaradas, ya no debiera causar mella en su ánimo. Sin embargo, por acaso un sentido masoquista, ella se niega a perder la ilusión de algún día recibir de esa boca tan amada palabras como "yo también lo recuerdo" y unas cuantas flores.

Caray, tan dolorosa que es la espera. "Tal vez si escojo con esmero su regalo, luego él... Debo seducirlo con el ejemplo".

Así han pasado casi 30 años... Misma copa, diferente botella de vino. Esa mueca de ironía y amargura surgen  al brindar por un futuro en el que no tenga que celebrar consigo misma, mientras hace el amor con los recuerdos.