Me he quedado sin amante, mi Alejandro no me desea más, la vida no vale la pena. El imbécil de mi marido no da para nada, inspira ternura pero no más... díficil de explicar a otras personas, pero sé que tú me entenderás. Siempre has estado al corriente de mi vida y ahora de mi muerte. Te pido continúe así. Sólo tú puedes saber los detalles. Verás, no quiero causarle asco a Gonzálo, ni lástima a Alejandro.
¡Oh, ni te apasiones en reclamos! No ha hecho nada malo, tan sólo ha sido monosilábico y con eso supe que lo nuestro había llegado a su fin. Apuesto a que quiso seguir siendo cortés pero para las rupturas eso no ayuda de nada, igual hay dolor. El silencio es tan mortal como el más rudo de los monólogos. Sus proposiciones cesaron, dando paso a la evasión de las mías.
Igual desde adolescente quise suicidarme. Ahora tengo mi pretexto ¡Alejandro! ¡Alejandro! ¿Alejando? AlejándRome voy de aquí...
Pd: deseo que cremen mi cuerpo y que nadie más sepa mis motivos, sólo tú, mi gran amiga (perdón por no ser más detallada, pero me urge partir), sé feliz.
Te quiere, Viridiana
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-¿Entonces qué haremos con las cartas de ambas mujeres? Las dos se suicidaron y dirigían mensajes la una a la otra, pidiendo total discresión, hablando de sus motivos. ¿Qué debemos decir a sus respectivas familias?
- Dígales que eran pareja, vieron que su amor era imposible y se suicidaron. Ahora si me permite, señor inspector, iré a comer. La vida sigue, no tengo tiempo para resolver lo que a ellas también les dió flojera...
