jueves, 17 de marzo de 2011

La pérdida

Tantas veces en la vida nos equivocamos, es parte del libre albedrío. En ocasiones debido a que son decisiones precipitadas; otras porque nos inclinamos hacia un espejismo, el cual finalmente nos conduce a un barranco; curiosidad por lo nuevo.

Y están además las elecciones propiciadas por resentimiento, venganza... sentimientos capaces de cegar el "buen" juicio, hasta que dañamos tanto al otro que somos quienes cometemos la peor ofensa, sentimos culpa, la venda cae pero... ya es muy tarde.

Sea cual sea el móvil de lo que escogemos, sin importar las personas involucradas, no podemos culpar a nadie de nuestra desgracia cuando las cosas resultan mal. Esto no significa que se deslinde a otros de habernos INFLUENCIADO, para nada. Sin embargo, y a menos que se nos haya OBLIGADO a punta de pistola, quienes ejecutamos las acciones y sufriremos las consecuencias somos nosotros (soy yo, eres tú...).

No se puede negar que hay gente ladina, laviosa, hij@ de put@... pero es esta misma razón la que da más peso a "esa decisión": es nuestro "boleto" sino tenemos la capacidad para detectar el embuste. La ceguera, falta de suspicacia y perspicacia han de ser lo que nos marque para "el campo de concentración".

Sólo una vez que se ha desvanecido el espejismo y nos vemos rodeados de NADA es que lamentamos y maldecimos nuestra elección. Vaya, es hasta ese momento que quisiéramos suicidarnos y/o matar a "la serpiente original", la cual orquestó la sinfonía de nuestro FRACASO.

Es ahí cuando te das cuenta de que estabas en el Paraíso, mas no eras capaz de apreciarlo. Para ti deja de ser una metáfora, es decir, se solidifica la EXPULSIÓN.

¿Por qué, por qué perdí los bellos diamantes de mi vida, los cuales pulí a lo largo del tiempo, en la mierda más nauseabunda? Dicho pensamiento es recurrente cuando no hay marcha atrás y la catafixia, según nosotros, no fue justa.

No obstante este ¿razonamiento? no podría estar más equivocado. Primero y más importante: tuvimos oportunidad de evadir o saltar airosamente el bache en el cual ahora estamos sumidos, por lo cual la oportunidad "justa" se tuvo, que haya sido malgastada es otra cosa

Segundo: siempre existe un doble aprendizaje. Quedamos blindados ante el ansia de querer complacer a los demás. Detectamos, como con un radar invisible, mas muy presente, a todo aquel que es más falso que toda la obra literaria de Ileyiha Zak.

Tercero: venganza. Nunca es tarde, al contrario, el goce y perfección de la misma es directamente proporcional al tiempo que pase luego de que nos "arruinaron la vida". Por supuesto no es necesaria para quienes procesaron, ASUMIERON-desecharon la propia culpa/responsabilidad.

Empero el cobrarse por el mal ocasionado no es la solución. Y dicho sea de paso que no es por el motivo barato predicado en los libros de autoayuda (), no. Basta con escenificar mentalmente el LUEGO DE LA VENGANZA. Si hemos perdido algo en verdad preciado, no podremos JAMÁS JAMÁS JAMÁS repararNOS. Pues ¿cuál es la cuota? ¿cuál es la dosis exacta de dolor a proporcionar al otro para calmar lo propio?

¿Qué queda entonces? ¿Hacer per sempre miserable a quien nos INFLUENCIÓ? Ya sea en una cadena de "toma y daca" de venganza o llegar al punto en el que sólo la muerte de aquél ha de darnos paz... y luego descubrir que con ese asesinato lo libramos de todo sufrimiento, un lujo del cual no gozamos... ¿Qué resta para quien ha perdido TODO?

No, no hablo de esos finales en los cuales "se puede reparar el daño hecho siempre que haya perseverancia"... Me refiero a PERDER, PERDER con total calidad de IRRECUPERABLE, no por falta de optimismo, sino más bien por un agudo sentido de la realidad.

Cuando algo vital ha desaparecido entre la inmundicia por la magia de la estupidez, resultan inútiles frases de aliento (en su sentido más literal, pues al estar compuestas de aire no logran sanar... sólo se van, sin haber llegado siquiera) sea el idioma en el que sea: move on, sigue adelante, keep moving foward, ya pasará, en un tiempo verás que...

Para tristeza de muchos y enojo de otros, hay cosas IRREEMPLAZABLES, VITALES... PERDIDAS... aún para los más fuertes.

NADA, NADA, NADA, NADA, NADA, NADA, NADA queda cuando HAS DEJADO (sí, tú y nadie más) ir TODO.

Si te atreves, este es mi reto-consejo, NO aprietes el gatillo. Deja que llegue el fin natural de tu cuerpo, así, con suerte, sentirás la expiación de tu culpa sin aspirar a ningún paraíso religiosamente prometido, ni al perdón de ningún dios.

Esto es sólo personal, por locura y si deseas creer en "ponerte a mano" con quienes has dañado, pues está claro que el Karma no te ha de condonar la deuda.

1 comentario:

  1. Jaaaaaaaaa, ahora sí me diste en la madre. Lo bueno q no pusiste mi nombre, ni el d las personas en cuestión, si no... Sacaste algo muy complejo de la nada. De dónde sacaste tanto???

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EYACULACIONES MENTALES DIRIGIDAS HACIA MÍ