jueves, 22 de marzo de 2012

Celebración

Le han enseñado que festejar un aniversario es, mínimo, entre dos. "Eran tan lindos los detalles", musita con cada aguijinazo que siente en el pecho.

No es difícil adivinar que cada mes o año, en la fecha marcada, brinda sola y no recibe presente alguno, vaya, ni una frase siquiera. Sólo silencio.

Todo esto, en opinión de los camaradas, ya no debiera causar mella en su ánimo. Sin embargo, por acaso un sentido masoquista, ella se niega a perder la ilusión de algún día recibir de esa boca tan amada palabras como "yo también lo recuerdo" y unas cuantas flores.

Caray, tan dolorosa que es la espera. "Tal vez si escojo con esmero su regalo, luego él... Debo seducirlo con el ejemplo".

Así han pasado casi 30 años... Misma copa, diferente botella de vino. Esa mueca de ironía y amargura surgen  al brindar por un futuro en el que no tenga que celebrar consigo misma, mientras hace el amor con los recuerdos.

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