sábado, 21 de febrero de 2009

MUJER BLANCA BUSCA HOMBRE MORENO


Quiero pensar que todas mis pervesiones tienen un origen ajeno a mí, así la culpa se desplaza hacia algo o alguien desconocido, de ese modo la poca tranquilidad restante en mi ser no se reduce aún más. Viajo pues, por las delicadas y peligrosas carreteras de mi ADN, apostando mi brazo derecho y pierna idem, a que están mil veces repetidas las señales de amoríos entre blancos fantasmagóricos y morenos lava volcánico-chapopótica. ¿Es una atracción "natural"?¿Sigo la tradición familiar para llegar a la raza universal? Aquella que contenga las razas primigenias y por lo tanto sea indisoluble, homogéna en su totalidad. Soy parte del eslabón que ha de llevar a la perfección humana...

También está la posibilidad de que ese gusto no esté basado en el morbo, sino en la inconsciente intención de mantener el equilibrio de todas las formas posibles. Un particular simulacro con personas del símbolo ying-yang. Entonces busco un acople perfecto. Debo encontrar a alguien que me necesite para exisitir y tener sentido (Nota: muchas cosas toman sentido a partir de su opuesto, en esta teoría me baso para argumentar tan codependiente argumento). ¿Tan interiorizado tengo los discursos de un "complemento", "los opuestos se atraen" y "media naranja"? ¡Vaya necesidad de paz en la vida!

Todo lo anterior sirve como justificación a mi marcado gusto por los hombres morenos. Según una amiga yo debo gritar a los cuatro vientos "¡¡¡me gustan puros índios!!!" (léase con tono de queja-advertencia) para que todos los demás se eviten la pena de acercarse a mí. Puede ser que ella tenga razón, pero no lo considero prudente. Quizá, muy a pesar de mi casi fetichismo, algún güerito puede gustarme. Entonces cerraré mi boquita (excepto cuando babeé ante el paso de un monumental "dios de ébano") para mantener todas las posibilidades abiertas.

¡Suficiente! Por más empeño que tenga en negar la naturaleza de las cosas, mis voces me exigen decir la verdad. No es exceso de honestidad, sólo que no cesarán los acosos internos si no escupo el motivo "intelectual" de mis preferencias. Confieso un placer enfermo al ver el contraste entre mi piel insípida y la bestial oscuridad de la carne con un bronceado ancestral. Declaro ser vouyerista ante el canibalismo que comete un cuerpecillo tan lánguido como el mío.

La elección no es al azar. Deben ser altos; frente amplia;cejas pobladas; atléticos; cabello abundante, grueso, lacio y negro; cuello largo, espalda ancha, cintura y caderas angostas (un cuerpo con forma de embudo); ojos grandes (penetrantes, de bestia adormecida); nariz delgada mas no pequeña (proporcionada); labios oscuros; manos varoniles con dedos largos; sin vello en pecho, torso y espalda o de preferencia lampiños. Pero lo más importante: inteligentes. Busco a mi "Tarzán". Así como Eduardo. Por eso acepté una cita con él.

Hoy sábado me ha invitado a ver una película en su casa, estamos solos y sus padres regresarán hasta el domingo. Los nervios me revuelven el estómago. Ni siquiera sé cuál película estamos viendo. Termina la función. Siento un sudor frío en las manos. No trata de ocultar sus intenciones, es pícaro, retador. Sus ojos dicen "cumple lo que tanto has prometido, aquí no puedes huir". Se acerca tanto que escucho su respiración. Nadie me obliga, sólo el honor y el propio deseo. A cumplir mis amenazas. Veo el precipicio y escucho los bufidos del viento, la profundidad, es engañosa. Temo saltar. Sólo un gran brinco y...

La ansiedad carcome mi cerebro, se hace estorbosa su ropa, no me permite ver su piel cobriza, achocolatada. Lo provoco a besarme tierna, tímidamente. Sin articular palabra, con la boca le marco el paso y ahora hay más pasión en cada beso. Rápida, certera cumplo mi capricho de mordisquear su cuello, lamer sus orejas y encajar las uñas en su espalda, al tiempo que le arranco la camisa. Él, cual espejo, repite en mí lo que yo hago a su cuerpo. "Puedes tomarme" sugiero poniendo su mano debajo de mi blusa. Así, mientras me acerca hacia él con un brazo, busca con los dedos mis pechos. Los reclama como suyos ¡mi placer es su deleite! Ha anclado mi pierna a su cintura y para juguetear con libertad mis pezones entre los dientes, sigue atrayéndome hacia sí con un brazo, sólo que la mano libre ya no se encuentra entre mis senos (esa tarea ya la tiene la boca) sino en mis pantaletas, hurgando entre mi vulva para encontrar mi clítoris. El deseo hirviente escurre entre mis piernas. ¡Eduardo! ¡Eduardo!


¡Qué delicia son unas nalgas masculinas! Pequeñas, pero firmes. Están hechas para ser amasadas con calma y brutalidad. Hasta a mí me ha sorprendido mi habilidad para despojarlo de su cinturón, pantalones y ropa interior. Sin mencionar que yo misma desnudé mi cuerpo para él. He decidido bajar hasta el centro de su sexo y henchirlo más, en un combate contra mi lengua no tiene posibilidades de esconderse.

De un momento a otro siento que estoy en el aire, luego aterrizo acostada, de espalda al piso. Ha podido levantarme en vilo y tumbarme. Esa oscura mole pretende echarse sobre mí y fusionarse conmigo. ¡No hay nada en el mundo que desee más que eso! Sin embargo, quiero ser yo la que esté sobre él, no importa cuánto disfrute de su sudor acanelado escurriéndome. En un sólo movimiento cambio de posición, me toma del culo para tratar de someterme, pero es inútil. Lo agarro de las muñecas y todo mi peso sobre él lo inmoviliza. Soy una mancha de luz perdida en su oscuridad. Estoy lista para saciar el hambre contenida. Nos miramos a los ojos y sonreímos. "Yo sólo vine a ver unas películas" murmuro complacida. "Es la primer cita" contesta.

A continuación el empalamiento, placentero por doloroso (¿o viceversa?). Soy salvaje, lo sé, pero fue por la desesperación de ambos. Yo salté hacia Eduardo, por el espasmo solté sus muñecas. Las manos libres sujetaron mis caderas y nalgas para darle más fuerza y firmeza a las embestidas. Personalizo a una sanguijuela pálida adherida a un gran búfalo para succionarle la rica sangre oscura. Gemidos de mi boca, rugidos de su boca. Mis labios que se entornan, dilatan y contraen con salvaje frenesí; intentando deglutir ese tibio capullo negro. Pero eso sería demasiado sencillo, los dejo jugar con él, llenarlo de saliva lasciva, fingir de nuevo que lo tragarán para luego sacarlo a respirar tan sólo un poco. La succión aumenta su ritmo. No lo suelto hasta ver que se derrite en arcadas y descubro que su interior es blanco, hay algo de mí dentro de él. Ahora también hay algo de él en mí...
No importan las razones, prefiero el café con crema y "ver" películas.


4 comentarios:

  1. Xcharemi Zusula,
    te felicito por el blog muy bueno todo lo que escribes, por eso me paso a escribir esta eyaculacion mental...

    te invito al mio
    http://eslaotrapasion.blogspot.com

    Saludos

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  2. Pinche vieja, tienes puros sueños guajiros, suponiendo que te pasa lo que mencionas, no llegas a un climax tan profundo, porque no vivimos en un mundo perfecto, sigue viendo pinches peliculas eroticas, pornos, y telenovelas churros, cuando verdaderamente, te va mejor, ni lo divulgas, porque no te interesa ser una persona egocentrica

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  3. Me ha excitado tanta rabia!!! Supongo era el proposito!!! Ojalá seas un NEGROTOTOTOTE XD Llámame!!! Necesito en mi vida personas taaaaan interesantes como tú. Por cierto no son sueños. Un besote a tu "black cock" ja ja ja.

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EYACULACIONES MENTALES DIRIGIDAS HACIA MÍ