lunes, 8 de octubre de 2012

Dos cucharadas de azúcar. Cinco varitas de té de limón. Taza y media de agua purificada. Hervir por 5 minutos. La tristeza de sentirse estúpida por haber estado a nada del precipicio.

Quise acompañar mi té de las 4 con tus dos brazos. Mimos prometidos. No llegaste. Estabas ocupado disfrutando la vida. Debería estar acostumbrada a tus ausencias. Jamás hemos estado juntos.

Pero soy de palabras. El lenguaje me seduce más que 50 docenas de flores; la mentecilla te imaginó carismático, a mí coqueta. Sin jamás tocarnos necesitaba de ti. Prohibido, secreto. Sí. Sólo palabras me hicieron flotar en cursilerías. Mis héroes de la literatura se concentraron en tu ancha figura. Hasta que se acabaron. "Nosotros" pereció. Estaba "yo". Estabas "tú". Y no más. Intenté encontrar tu garganta, hacer vibrar ese diafragma, que tus cuerdas vocales bailaran. Te quise articulando mi mundo inexistente. Necesitaba rescatar los castillos. Cobijarme en la tinta que delineaba "brazos" y luego les dibujaba. Ir sobre tus hombros de gigante. Sentir en las caderas el vibrar de esos PEE-SA-A-A DOS-S___PA__SOS.

Has roto el circuito del habla. Los hemisferios se han quedado sin gasolina para construir puentes entre la fantasía y realidad. Quedé de lado de esta última. Poco a poco la vergüenza embarga mis sonrisas. Le construí un castillo de palabras a un mudo. Quien jamás conocerá la belleza de mis fantasías dedicadas a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EYACULACIONES MENTALES DIRIGIDAS HACIA MÍ